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BPM es la clave para conseguir la transformación digital

Por: Pedro Robledo, experto en BPM y transformación digital

Transformación digital

Todas las empresas tienen que adaptarse para cumplir con los retos de negocio si quieren sobrevivir a los cambios económicos globales, a la competencia empresarial, a las nuevas regulaciones, a las disrupciones tecnológicas y sobre todo a las expectativas de sus clientes. Para poder lograr sus objetivos y desarrollar sus capacidades de innovación, tienen que tener agilidad para repensar estratégicamente todo cada poco tiempo y ser capaces de hacer los cambios necesarios rápidamente. Además, las industrias tradicionales están siendo sorprendidas por nuevos modelos de negocio que replantean los servicios y productos habituales. En muchos casos como consecuencia de la aplicación de nuevas tecnologías disruptivas y digitales que irrumpen innovando lo tradicional y con un rápido éxito. La razón del éxito se justifica por la respuesta que dan a una necesidad (en muchos casos creada) que los consumidores aplauden con satisfacción. Por ejemplo, muchas empresas han visto afectados sus negocios por la inmersión de nuevos modelos de negocio como cuando Whatsapp incorporó las llamadas telefónicas provocando un cambio en el sector de telecomunicaciones, o empresas nuevas como Über, Airbnb o Netflix que han revolucionado el mercado de los sectores Transporte, Alquiler y Audiovisual, respectivamente.

 

Esta veloz y desafiante innovación empresarial obliga a las empresas a transformarse replanteándose sus modelos de negocio actuales para ser competitivas y sobrevivir. Hecho que refleja el analista Gartner cuando afirma que el 25% de los negocios perderá competitividad al año que viene por su incompetencia digital. Nos encontramos en una Revolución Digital, donde las tecnologías disruptivas (Redes Sociales, Movilidad, Cloud Computing, BigData, Internet de las Cosas, Smart Cities, Industria 4.0…) son el desencadenante del progreso de las organizaciones, del progreso social y la nueva economía. Las empresas que gestionan efectivamente la tecnología digital pueden esperar ganar en: una mejor experiencia del cliente y compromiso, operaciones más dinámicas y nuevas líneas de modelos de negocio. Las que no, desaparecerán por dar la espalda a la innovación y a la aplicación de las tecnologías disruptivas que necesitan para ser competitivas.

Según la encuesta ‘Global CEO Outlook 2016’ de KPMG, 8 de cada 10 CEOs españoles afirman que la innovación para el desarrollo de nuevos productos, la mejora de los procesos y el aumento de la competitividad está en el centro de la estrategia de los directivos. Tres asuntos prioritarios también de las agendas personales de los directivos a nivel mundial. En un contexto de automatización de numerosos procesos y mayor predominancia de herramientas tecnológicas, el desarrollo de habilidades del equipo humano resulta especialmente relevante. Las empresas están encontrando varios desafíos para la realización de sus objetivos estratégicos: la transformación es un desafío, la agilidad del negocio es fundamental para la entrega de la transformación digital, y la complejidad interna de la organización socava el éxito.

 

El mercado empresarial se va a remodelar con una rapidez asombrosa por la transformación digital de las empresas que toman como principal prioridad estratégica al cliente en el centro de la actividad. Cuando se habla de Transformación Digital, se refiere al uso de tecnologías digitales para conseguir nuevos modelos de negocio con mejoras disruptivas en la organización consiguiendo ser más competitivo, aumentar los ingresos, mayor eficiencia y una mayor satisfacción del cliente (o ciudadano).

 

La Transformación Digital produce normalmente tres principales cambios en una Organización: cambio de la oferta de productos y servicios (por ejemplo, porque se complementan los productos con sensores para recoger información que genera nuevos servicios para el cliente); cambio de la cadena de valor para producir los nuevos productos y ofrecer los nuevos servicios; y estos dos cambios mencionados producen por lo tanto un cambio del modelo de negocio. Un cambio empresarial donde convergen cuatro pilares principales: las personas, las empresas, las cosas y los procesos que afectan a toda la cadena de valor. Según Michael Porter, el concepto de Cadena de Valor, se define como el conjunto de actividades que realiza la empresa para diseñar, producir, llevar al mercado, entregar y apoyar sus productos. Para poder ejecutar la nueva cadena de valor que produzca la nueva oferta de productos y servicios para satisfacer el nuevo modelo de negocio, obliga a las organizaciones a revisar todos los procesos actuales para realizar los cambios necesarios para conseguir la transformación digital. Porter afirma que quién proporciona la ventaja competitiva son los procesos que ejecuta la empresa y es por ello que éstas buscan siempre nuevas formas de realizar sus procesos mejor que sus rivales.

 

Por lo tanto, la implantación de una estrategia digital en una empresa requiere mantener una visión holística de determinados procesos de negocio; revisar la asignación de recursos en las diferentes tareas de los procesos de negocio, eliminado aquello que no aporte valor; revisar los procesos clave para adaptarlos a los nuevos modelos de negocio; repensar estratégicamente el negocio de acuerdo con los nuevos objetivos digitales, creando los nuevos procesos claves necesarios para los nuevos replanteamientos del negocio; clarificar los resultados de negocio que necesitan para lograr en los próximos tres a cinco años, y determinar el tipo de procesos que necesitan para manejar con éxito estos resultados; atraer a los clientes constantemente a través de múltiples canales digitales, por lo que necesitarán de modernización, racionalización y simplificación de los procesos de negocio… Por lo que podemos afirmar, que la gestión de los procesos de negocio es la clave para el éxito de la transformación digital de una organización.

 

Como la transformación digital obliga a la gestión, a la revisión y a la transformación de los procesos de negocio para ajustarse a las nuevas necesidades empresariales, se requiere una disciplina probada que permita el análisis de los actuales procesos para encontrar deficiencias y puntos de mejora; la simulación de los impactos empresariales de los cambios sobre los procesos de negocio; la modelización optimizada de los procesos actuales o la creación de nuevos procesos que respondan a los nuevos modelos de negocio; la automatización de los procesos de negocios para conseguir trazabilidad, ahorros de costes y mayor eficiencia, productividad y eficacia; la agilidad y la flexibilidad necesaria a los cambios continuos en los procesos para ajustar la demanda de los clientes; la monitorización en tiempo real para análisis predictivo que permita detectar problemas y oportunidades de negocio; y la optimización de los procesos de negocio para la mejora continua. Estos requerimientos se encuentran en la disciplina Business Process Management (BPM), por lo que las empresas acertarán en su selección como la adecuada disciplina de gestión para conseguir los objetivos de su transformación digital. Con BPM las organizaciones obtienen la agilidad operativa de negocio; adquieren la adaptabilidad que ellos buscan; consiguen los niveles más altos de las expectativas del cliente; alcanzan una rápida innovación centrada en el cliente; logran los resultados deseados de negocio; controlan estratégicamente los gastos; ahorran recursos; cumplen las regulaciones y las normativas; controlan los riesgos y disponen de velocidad de respuesta necesaria para adaptar los procesos para las nuevas demandas digitales y legislativas.

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